Black Mirror y protección de datos personales
Ayer se liberó la nueva temporada de Black Mirror en Netflix, así que se ha quedado buen día para comentar mi top five de episodios de esta serie, ligándola (o no) a la protección de datos.
Juguetona, inteligente, vitriólica, divertida y desesperanzadora: las últimas temporadas de Black Mirror (las de Netflix) se han caracterizado por mayor presupuesto y menor mordiente, pero uno sigue siendo fan de la mala baba de Charlie Brooker.
No es ningún misterio que este tipo de posts son los que más disfruta uno escribiendo y/o leyendo: si te gustan estas mierdas, tienes más de Juego de Tronos (protección de datos, testamentos e idas de olla ), Mad Men y la restricción de competencia, películas de abogados, grandes películas sobre protección de datos, y los Oscars…
Indice
- 5.- The Waldo moment (desinformación, avatares remolones, Pekas)
- 4.- Arkangel (control parental, age gate, excepción doméstica)
- 3.- Nosedive (redes sociales, disociación digital, paranoia colectiva, wannabes)
- 2.- The entire history of you (limitación de finalidad, supresión de datos)
- 1.- San Junipero (transmutación digital, metaverso)
5.- The Waldo moment (desinformación, avatares remolones, Pekas)
Un episodio flojo, sin duda, pero hiper-clarividente: junto con el piloto de la serie es de los que más ha hecho por cimentar ese halo de pesadilla anticipatoria que se ha labrado esta serie (“Buah, esto suena a Black Mirror”).
La manipulación del votante mediante mensajes a su bajo vientre, desinformación y enmerdamiento del debate político no resultaba así de convincente en la serie, hasta que la realidad la dejó corta.
En Reino Unido, USA y, a la vista está, ya en toda Europa.
En nuestra Españita ni los más pesimistas anticiparon la metástasis bocachancla que arrasa nuestro panorama político actual.
Mención especial al episodio piloto “The national anthem”, el único curiosamente que no apuesta por la ciencia ficción, sino por la hostiaca en plena cara, marca de la casa del showrunner.
En él, los secuestradores de la princesa heredera, chantajean al primer ministro británico exigiendo para la liberación que se lo monte con un cerdo en una ceremonia retransmitida en directo por TV. (Espoiler: lo hace).
¿Exagerado? Claro. ¿Impactante? Mucho.
¿Anticipatorio? Totally: un par de años después se reveló que en una fiestecita el entonces primer ministro David Cameron, puesto hasta las cejas, hizo algo perturbadoramente parecido.
4.- Arkangel (control parental, age gate, excepción doméstica)
Dirigido por la grandísima Jodie Foster, ilustra de una forma bastante tremendista los dilemas –y consecuencias- que afronta cualquier progenitor al decidir niveles, límites y herramientas de control parental, y al lidiar con el (siempre indeseado) secret knowledge al que accederá a su través. Yo soy de los que defendía el derecho absoluto de privacidad de los menores, pero era porque mi hija era demasiado pequeña…
“Cualquier ayuda innecesaria es nociva”. Estevill likes this.
Mención especial a «Shut up and dance», algo así como un complemento de éste: explora el generalizado problema del chantaje derivado de la sobre-exposición on line, del sexting, o de otras cosas, pero como Arkangel, su eficacia se resiente por su maniquea decisión al apostar todo al negro.
Uno de los episodios más impactantes de la serie, porque te mira a los ojos desde un espejo en el que todos nos hemos mirado muchos días.
Una especie de “Jo, que noche” –la de Scorsese- pero rodada a pleno día y con una espiral de violencia que no deja títere con cabeza. Su redondo final (casi una de esas secuencias post-créditos marvelita) es un atinadísimo homenaje a las cárceles transparentes del Panópticon de Jeremy Bentham, donde -nuevo guiño-codazo- el vigilante eres tú: el propio espectador.
Una sátira acertada de lo que puede llegar a ser la versión occidental y democrática del credit score chino.
Todo por el like. Loser o influencer.
Una orgía de placer para ti, como yo estudioso y al mismo tiempo hater del capitalismo de vigilancia.
2.- The entire history of you (limitación de finalidad, supresión de datos)
Uno de los pocos, si no el único episodio cuyo guion no escribió Brooker, sino Jesse Armstrong, a quien quizá recuerden por su serie Succession. Ya se pueden suponer que este hombre no hace prisioneros: arrasa con todo.
Un reguero de ejemplos de “qué es lo peor que podría salir mal” cuando la tecnología te permite invocar cualquier momento de tu pasado (a ti y ¡ay! a terceros).
Un monumento al “no hay personas inocentes sino poco investigadas”.
Cualquier tiempo pasado fue anterior.
Cavoukian hates this.
Mención especial a “Be right back” o la comercialización después de tu muerte de un convincente androide para aliviar el duelo de tu familia, cuya personalidad se recrea con base en todos los “datos personales que has hecho manifiestamente públicos” en vida en tus redes sociales.
Cringe to the top. Pelos como escarpias.
Mark Zuckerberg saliva –si no otras cosas- viendo este episodio.
1.- San Junipero (transmutación digital, metaverso)
El episodio que nunca olvidarás: una historia convincente y no demasiado tramposa de ciencia ficción, que termina en todo lo alto.
Por el camino bordea polémicas pasadas (homosexualidad, eutanasia) e inminentes (¿hasta dónde llegará la inmersión en mundos virtuales? ¿Será una alternativa viable a/en tratamientos paleativos en casos extremos?).
Más aún: ¿cuántos preferirán un mundo irreal pero complaciente y personalizable a una realidad cada día más chunga?).
Belinda Carlyle en tu cabeza toda la semana. Desafío Total a que te lo tragas varias veces.
Mención especial: “Hang the DJ”, especie de variación flojeras del anterior, pero muy inferior en capacidad de sorpresa, oscura profundidad y buenrollismo.
Muy buena semana.
Jorge García Herrero
Abogado y Delegado de Protección de Datos