Morir por un dato. Datos de categoría especial
Morir por un dato. Datos de categoría especial
En Valladolid en agosto pasado, de madrugada, encontraron a una persona inconsciente a la puerta de un conocido centro comercial.
Había sufrido una paliza brutal. A consecuencia de la paliza la víctima fue hospitalizada, entró en coma, y un mes después, murió.
La forzada redacción de las noticias que relataban los hechos dejaban traslucir que había un elefante en la habitación.
La víctima era la “Ely”, personaje imprescindible de la noche ochentera vallisoletana.
Cualquiera que saliera por aquellos años conocía a “la eléctrica”. Sus pintas irrepetibles, sus bailoteos y sus abanicos no dejaban indiferente a nadie.
Seguro que habrá quien hable con más criterio que yo de un acto de violencia que habla de lo mucho que queda por hacer en términos de educación en el respeto hacia quien hace cosas y vive de forma diferente a la nuestra.
De forma diferente a como nos gustaría que las hiciera todo el mundo: igual que nosotros.
Este fin de semana hay convocadas en Valladolid dos (¿?) manifestaciones reivindicativas.
Datos de categoría especial
Hablando estrictamente de datos personales, el análisis sería el siguiente:
Los datos de categoría especial son datos que merecen una protección agravada. Y eso pasa por algo. Entre ellos están los datos relativos a la vida sexual y orientación sexual de cada cual.
La justicia decidirá si la paliza tuvo que ver con la vida y orientación sexual de la víctima.
Si a la Ely la mataron por ser como era.
Desde fuera, todo apunta a que fue un factor.
Por no dejaros con el cuerpo así, y porque creo que viene muy a cuento, os inserto uno de mis momentos favoritos de una de mis series favoritas: West Wing o “El Ala Oeste de la Casa Blanca”.
En versión original aquí
Y como bonus track, recomiendo el famoso capítulo 7 de “Horace and Pete” mucho más cercano al caso.
Jorge García Herrero
Abogado y Delegado de Protección de Datos