
“Fake news”: ¿Elegir la guerra equivocada?
Indice
¿Son inevitables las «fake news»? ¿Ganaríamos algo prohibiéndolas?
Messi es el mejor futbolista del mundo y Cristiano es el mejor futbolista de mundo.
Ambas afirmaciones son verdad, al mismo tiempo, en Facebook, twitter, instagram y cualquier red social actual.
Y eso es así porque al elegir nuestros contactos y lo que nos gusta, nos autoincluimos, con no poca ayuda de los inevitables algoritmos de turno, en nodos de opinión junto con miles, millones de merluz@s que opinan lo mismo que nosotros.
¿Es posible “desmerluzar” a la población?
¿Es posible mejorar la capacidad crítica de esa multitud informe de merluzos (los suelen llamar “votantes”) que eligen opciones de tan mal gusto como el Brexit, Trump, la independencia catalana, los neofascistas europeos o el ganador de Eurovisión?
¿Se pueden evitar esos desmanes prohibiendo las “noticias falsas”? Poniendo “los necesarios límites” a la “libertad de prensa”, la “libertad de información” o, más aún, ese libertinaje insoportable que es la “libertad de expresión”?
Les recomiendo la lectura del imprescindible artículo How Your Brain Decides Without You.
Este artículo explica y resume con excelentes ejemplos, varios tópicos popularizados desde hace tiempo por la neurociencia.
El ejemplo nuclear es el dibujo que encabeza este post, una ilustración de esas que pueden ser interpretadas como dos cosas distintas.
Pato.
Conejo.
Es minoría la gente que es capaz de apreciar a primera vista dos cosas, la mayoría sólo ve un animal.
Pero lo relevante es que nadie, repito, nadie es capaz de ver simultáneamente al pato y al conejo.
El cerebro tiene demasiado trabajo para complicarse tanto, así que elige.
Te hace tomar partido.
De hecho es el cerebro, no tú, como diría Punset, el que toma partido.
“Nuestro cerebro necesita (y se encarga de) que nuestra concepción del mundo nos parezca fiable, para que nos sintamos seguros, si no el estrés acabaría con nosotros” (Eduard Punset).
El efecto Rashomon
Ya no podemos fiarnos de nuestros sentidos: en muchos casos el cerebro toma decisiones por nosotros: no sólo reinterpretando parte de la realidad de forma que no prestemos atención a todas las circunstancias o información a nuestro alcance, sino que en algunos casos ni siquiera te da acceso: no te da a conocer el dato de que lo que tienes delante del hociquín admite dos interpretaciones distintas.
Este fenómeno, que ha sido ampliamente estudiado, es lo que mejor explica el millón de discusiones de cuñaos ante cualquier jugada importante (dudosa o no) en un Madrid-Barça.
O sobre cualquier cosa en la famosa cena de Nochebuena.
O el “efecto Rashomon” que conoce tan bien la policía y todos hemos experimentado (más bien sufrido) en el que distintas personas recuerdan con total seguridad y aplomo versiones completamente distintas de los mismos hechos.
Todos somos cuñaos
El artículo es autoexplicativo y no se lo voy a resumir.
Pero sí voy a destripar sin piedad el final. Al fin y al cabo (el cerebro de) muchos de ustedes dará por buena la info de este post sin acudir a verificar la fuente original.
Tu cerebro (ni siquiera has sido tú) ha decidido ya en la primera décima de segundo si verás pato o conejo, si ha sido dentro o fuera del área, si Casado es mejor que Sánchez o si todos son iguales.
Luego tú eliges, para discutir, los argumentos que mejor ratifican la decisión que tu cerebro ha tomado por ti.
Llegados a este punto, te da igual si son más o menos fidedignos. Si son o no fake news o de dónde han salido. Si puedes con ellos convencer al otro (ya sabes que no).
Tu cerebro (ni siquiera has sido tú) ha decidido ya en la primera décima de segundo si verás pato o conejo
No future
Las cuestiones que son capaces de dividirnos, sean pequeñas –las que discutimos con amigos, colegas o familia-, o grandes –las que dividen países, naciones o aficiones- no van a ser evitadas o resueltas consiguiendo que las partes accedan exclusivamente a información exacta o fidedigna.
Aunque los algoritmos fueran, sean capaces de eliminar todas las fake news del mundo, la humanidad seguirá hiper informada y polarizada.
Eso sí, con un poco de suerte podremos apoyar nuestras tesis, nuestras posiciones (subjetivamente objetivizadas) con argumentos de mayor calidad.
Argumentos magníficos que serán eficazmente bloqueados –no escuchados- por el cerebro de nuestra contraparte.
Buena semana
Jorge García Herrero
Abogado y Delegado de Protección de datos