sistema electoral español

Sistema Electoral Español: Secretos y Mentiras

 

En el análisis de los resultados electorales en España (o tras la publicación de sondeos de opinión, como el de Demoscopia de hace unos días), siempre se produce un runrún en los medios (y ahora también, en las redes sociales) sobre la injusticia sufrida por algunos partidos frente a otros, en el ratio escaños obtenidos/votos recibidos.

En las líneas que siguen y con toda la modestia del mundo, porque (i) soy un simple aficionado, y por (ii) la brevedad del formato, pretendo señalar varios errores de concepto comunes, pero sobre todo centrar la cuestión.

Sistema electoral: para qué sirve

La finalidad de un sistema electoral es doble: dotar a los representantes electos de legitimidad –que representen fielmente a la población votante- , y de gobernabilidad -estabilidad durante su mandato-.

El único sistema electoral plenamente representativo es aquel que no lo es: el denominado concejo abierto, en el que todos los miembros de una comunidad se reúnen para adoptar, por sí mismos, decisiones por mayoría.

Un error común: Don´t blame   D´Hondt  

Tópico erróneo: el sistema D´Hondt de “reparto de restos” es el que hace injusto el reparto de escaños. Lo cierto es que la incidencia del sistema de reparto de restos es marginal, mínima.

Verdad verdadera: El factor relevante es la circunscripción electoral (en España, la provincia), en combinación con el número de escaños asignados a cada una.

Salvo las elecciones europeas, en las que España entera funciona como circunscripción única, en el resto de modalidades se asigna un determinado número de representantes a cada circunscripción.

Elecciones generales: we have a situation

En las elecciones nacionales al congreso (las más relevantes, en las que me centraré), cada provincia elige un mínimo de dos diputados, más uno para Ceuta y para Melilla, y el resto hasta completar los 350, se adjudican a mayores, en proporción a la población censada en cada provincia.

Pero esa tarifa plana de dos diputados perjudica la proporcionalidad de la representación.

Una comparación demoledora: en 2011, el segundo escaño de Soria –provincia española menos poblada- lo ganó el PSOE con 16.000 votos. En Madrid –la más poblada- se eligieron 36 diputados, que “costaron” una media de unos 80.000 votos.

¿Por qué? A partir de aquí, lógica pura y dura:

  • El mínimo constitucional de dos escaños por provincia, supone que las menos pobladas son sobrerrepresentadas en escaños, en perjuicio de las más pobladas, infrarrepresentadas –lógicamente- en igual proporción.
  • Por definición, sólo cabe representación “plural”, entendida como que dé cabida a más de dos partidos, en aquellas provincias en las que se elijan al menos tres escaños. (Si sólo hay dos escaños en liza, mal va a poder conseguir escaño en Soria la tercera lista más votada, con independencia de los votos que consiga).
  • El reparto de escaños será más plural en las provincias donde más escaños estén en juego. Pero igualmente y de acuerdo con lo anterior, los escaños conseguidos en estas provincias habrán resultado más caros en votos que los que se eligen en las menos pobladas (como hemos dicho, están infrarrepresentadas: eligen menos representantes de los que deberían en aplicación de proporcionalidad pura sobre su población).

Los perdedores: las líneas rojas de apoyo popular

Cuando se habla de injusticia, se habla de las formaciones que compiten en todo el territorio, pero con apoyo minoritario.

Pero no parece que haya una mano negra que perjudique insidiosamente a los pequeños partidos de ámbito nacional. Simplemente, durante la negociación de la Constitución se prefirió la circunscripción provincial, por ser históricamente asentada, y neutra, poco sospechosa de obedecer a interés alguno.

El tema se explica y cuantifica en este y sobre todo este artículo, (elaborados por @AlbertoPenades,  mucho más profundos, razonados y documentados que estas líneas que ustedes leen y padecen).

Según Penades, superar un 12,5% de los votos permite a un partido acceder a escaño en circunscripciones en las que se eligen 7 diputados, mientras que con un 16,5% de los votos se accede a escaño en los que eligen 5.

Los partidos que no alcanzan ese 12,5% juegan en divisiones inferiores, o mejor dicho pierden muchos partidos sin siquiera disputarlos: pierden todos sus votos obtenidos en provincias que eligen menos de cinco escaños.

Una solución quiero

Este es el reverso tenebroso del sistema electoral.

Pero lo cierto es que el efecto es neutral, igual para todos, como comprobará en sus carnes cualquiera de los dos partidos mayoritarios, si ven descender su porcentaje de apoyo por debajo de las líneas rojas apuntadas.

Este tema no se puede solucionar, y sí solo mitigar mediante fundamentalmente tres técnicas: (i) incrementando el número de diputados hasta el máximo constitucional de 400 diputados (no me apedreen, lo tenía que decir), (ii) eliminando ese mínimo de dos diputados por provincia; (iii) optando por una circunscripción electoral autonómica, en vez de provincial.

El futuro inmediato

La gran novedad es que, de acuerdo con los últimos sondeos, cuatro partidos (los dos históricos y dos nuevos) concurrirían a las próximas generales, si se celebraran mañana, prácticamente igualados en expectativa de voto. Y lo que es aún más relevante: todos ellos por encima de las líneas rojas que penalizan a unos en perjuicio de otros, pues el cuarto partido exhibe un apoyo del 19,4% de los votantes.

Pero las generales no se celebran mañana.