Chesterton vs Shaw

Cuento de Navidad

Les voy a contar una historia protagonizada por el escritor G.K. Chesterton (en la foto, el del bigote a la derecha) y el dramaturgo George Bernard Shaw (el de la barba, a la izquierda). Dos enemigos íntimos que se pasaron la vida polemizando en público y admirándose en privado.

Chesterton y Shaw discutían mientras daban un paseo en un carruaje de caballos. La discusión se estaba caldeando.

Chesterton sostenía que un país sólo podía prosperar en la medida en que sus políticos fueran altruistas y gobernaran en favor del interés de la mayoría, y no del suyo propio.

Shaw, por su parte, afirmaba que el altruismo no existía. Que las personas son intrínsecamente egoístas y siempre actúan sólo según sus propios intereses.

Pasaron cerca de un perro que se había quedado atrapado debajo de una valla, y ladraba lastimeramente.

Los clavos habían cedido y un pesado madero había caído atrapando la cabeza del animal contra la tabla de debajo. Llovía con fuerza y la zanja que atravesaba la valla se estaba llenando rápidamente de agua. El perro no tardaría mucho en morir ahogado.

Shaw, sin dejar de argumentar, ordenó al cochero que parara. Se bajó del coche, fue hasta el animal, levantó el madero caído y liberó al perro que salió corriendo.

Pero al hacerlo, Shaw no pudo evitar meterse hasta las rodillas en la zanja llena de agua. Su abrigo quedó totalmente embarrado. Su sombrero de copa, aplastado, y sus elegantes zapatos, chorreando agua.

Chesterton hizo ostentosos gestos de desagrado y extendió periódicos encima del asiento para que Shaw se sentara encima sin arruinar el caro tapizado del asiento.

Luego se preparó para dar la puntilla:

–  “¡Acaba de demostrar mi tesis!” -exclamó triunfal-. “Ha sido un acto altruista donde los haya. Ha estropeado una ropa de gran calidad para salvar a ese animal.”

–  “Todo lo contrario” -replicó Shaw, imperturbable, mientras trataba sin conseguirlo, de secarse con un pañuelo empapado-. “Ha sido un acto puramente egoísta. Si no hubiera liberado al perro, no habría podido dormir esta noche, preguntándome si hubiera podido escapar o no.”

Me gusta mucho esta historia. Por muchas razones.

De todas, hoy me quedo con ésta:

Lo importante no es quién tiene la razón en aquello que te separa del otro. Sino centrarte en lo que te une a él.

La acción puede ser altruista o egoísta. Da igual.

Lo importante es que alguien (quien sea, por lo que sea) saque al perro del hoyo. Cuanto antes.

Feliz año. Y suerte para todos nosotros. Pobrecicos.

P.D. La anécdota la leí en un libro de Srikumar Rao.

Para saber más sobre Chesterton, les recomiendo el excelente Chestertonblog.

 

Jorge García. Abogado en Valladolid

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